lunes, 6 de abril de 2009

40 Años despues de 'Mayo del 68' la imaginación al poder

¿Qué hace el tiempo sino alienarte y desdibujarte?


¿Qué es la vida sin sueños,

sino una utopía

para la muerte?

Eugenio Barba.

Odin Teatret


Por Rosalba Del Valle


Es válido preguntar a la generación de nuestros padres qué ven hoy, cuarenta años después de aquel Mayo del 68, cuarenta años después de haberse atrevido a vivir sus sueños, hechos de alguna u otra forma ideales, rutas de vida. Éstas, acompañadas en el trayecto previo (durante o posterior al acontecimiento mundial que encarnó dicho momento en la historia de la humanidad, de la sociedad contemporánea) de la tonada de Leonard Cohen, Bob Dylan, Janis Joplin, The Doors, David Bowie, Pink Floyd, Serrat, Bob Marley, Richie Ray y Bobby Cruz (hoy nos acompañan Sigur Rös, The muse, Manu negra, Manu Chau, Radiohead, Sargento García, Rubén Blades, Gogol Bordello, Lhasa, entre muchos otros). Rutas de vida transitadas por la lucha de los derechos a la libre expresión, al encuentro entre culturas, a un mundo sin racismos, a un espacio para las percepciones de una nueva juventud, a la crítica abierta al consumismo y la falta de responsabilidad de sus padres y de los adultos en general de aquel entonces, por vivir sin vivir en un mundo enajenados de sí mismos.

Preguntarle a esa generación que igualmente, entrando ya más directamente en un panorama mundial, transitó la lucha a la igualdad de los derechos civiles, al derecho por la igualdad de las comunidades negras dentro de la sociedad norteamericana (The Black Power)[1]; por la primavera de Praga, por la masacre en la plaza de las tres culturas: Tlatelolco, la nueva izquierda (Ho Chi Min, Che Guevara, aunque para algunos no sea más que un mito estúpido alrededor de un asesino), la crítica a la verticalidad académica, el unísono de un no a la guerra en Vietnam, la cual fue precisamente la “excusa” que sirvió de forma diagonal para todo este acontecimiento.

¡Cuántas luchas! Aquí no están todas. ¿Qué se ganó? ¡Sí claro! Independientemente a que los medios de entonces hayan tratado de desacreditar las protestas tildándolas de desvaríos juveniles, y los de hoy le den un cubrimiento bastante superficial, a lo que implicó dicho momento, se ganaron cosas. Como por ejemplo, una revolución al estilo de vida, los jóvenes comenzaron a reaccionar, a romper convenciones, como la rigidez de la educación, las relaciones distantes entre los profesores y los mismos estudiantes, se buscaba la paz y reivindicar los derechos de libertad, la búsqueda de la misma en torno a lo corporal; obviamente todo esto lindaba con lo político, desde un cuestionamiento del quehacer humano, desde lo más profundo hasta lo más “superficial”, por las implicaciones de la existencia y por ello mismo del sentido de ésta.

Con todos los cambios que entonces se estaban gestando vinieron el cabello largo y una vestimenta desaliñada como símbolo de liberación, porque no se trataba de una protesta juvenil que sólo se da en la pubertad, era más bien todo un movimiento que cuestionaba todas las esferas e instancias de la sociedad, combatiendo inicialmente la institución familiar, la educativa, la estatal, con reflexiones y exigencias en torno a lo político, mundial, existencial, racional, esencial. Aunándose la minifalda, la píldora, cierto grado de apertura democrática, la indagación por las guerras pasadas, las colonizaciones y por ende, el interés por conocer sobre esas culturas mancilladas en el pasado por sus padres, abuelos y generaciones anteriores a los protagonistas del 68.

A pesar de ello, se percibe un halo de desasosiego, cierta insatisfacción, pero ¿cómo no?, si a pesar de lo ganado se observa un panorama de pérdidas, reflejadas por ejemplo en el proceso del calentamiento mundial, el cual lleva décadas, mucho más tiempo del que suele creer el grueso de la población del planeta; en la manipulación genética que obvia la ética, en los gobiernos con supremacía económica que continúan invadiendo a diestra y siniestra los territorios que se les viene en gana. En la manipulación de los medios, en los retrocesos de las reformas académicas, en la falta de memoria, no sólo colombiana sino global, en la ceguera política que habita el alma de este sector del sueño de Bolívar[2].

Realmente es desalentador, pues así como el sistema supo diluir la explosión revolucionaria del 68, lo hace hoy antes de que la explosión misma se pueda dar. La diferencia radica en que se lograron cosas, aunque no todo el mundo sea capaz de reconocerlo y aunque muchos actores de entonces hayan cambiado a la par que la vida les cambiaba. Quién podría cuestionarles: nadie. Estamos en el mundo de la vida, el futuro incierto es. El caso es que gracias a mucho de lo ganado hoy podemos pararnos desde una perspectiva menos retrógrada que la de entonces. Por qué? Porque la enfrentaron, porque se unieron para ello, porque creyeron.

Volviendo sobre la pregunta inicial de este escrito formulada a nuestros padres ¿Qué ven hoy? No sé, pero me atrevo a responder en primera instancia, si es que esto es una respuesta, que no puedo responder. Más allá de lo que me ha tocado vivir, no puedo decir nada. Cómo hablar de una multiplicidad de sentimientos e ideas que atravesaron una generación a la cual no pertenecí, en la cual no viví como vivo hoy, lo que vivo hoy. Si me lo puedo permitir, y me lo permito, yo diría que 40 años después de Mayo del 68, muchas de las cosas que erigieron aquellos jóvenes aún permanecen, pero que ello no ha evitado que se perpetúen esas otras contra las que lucharon, no todas, no igual, porque obviamente han mutado según el curso que a la humanidad le han dado los gobiernos desde entonces hasta hoy; cosas que existen en la xenofobia, en el abuso de poder, en los complots políticos, en los filtros de información, en las desapariciones forzadas, en los éxodos, en los destierros, en el reclamo y el dolor de las marchas, en el dejar de ser.

Lo importante hoy sería, a partir de esas ganancias del 68 y en torno a éste, cómo asumirnos frente a nuestra realidad inmediata, frente a nuestro acontecer. Ello implica una postura política, en tanto reflexión de nuestra existencia como individuos e igualmente ciudadanos de Colombia y del mundo. Estoy refiriéndome obviamente a quienes pertenecen a mi generación y a las cercanas a ésta, a los que hoy cuestionamos al sistema y a las actuales políticas, a los estatutos estudiantiles y a toda la sucia manipulación del gobierno y los gobiernos sobre las directrices educativas. Esto con el fin de mantenernos en un estado del conocimiento literal, para así propender negligentemente a la debilidad de entablar conexiones inter-relacionales de la realidad política del país y del mundo, para mantener el reinado de la ignorancia y el obrar por omisión.

Entonces, frente al acontecer actual, cómo generar el acontecimiento que le haga frente, cómo contrarrestar la versatilidad diluyente del sistema para concretar razones críticas y propositivas como reflexión de lo que nos sucede desde todos los ámbitos de la sociedad. Aquí hay que buscar la unidad frente a ello, hay que revertir las artimañas y jugadas soterradas que exaltan la división como mecanismo de debilitamiento, para impedir que se le cuestione y se le exija ¿Qué hacer para que ello se concrete? Nuevamente frente a una utopía.

Cuarenta años después, Mayo parece ser un mes más, en el que se conmemora algo que tuvo lugar en un momento inexpropiable, pero un mes más. Hoy, pocas cosas sorprenden, hoy, poco espacio le ha quedado a la imaginación. Sin embargo, creo que un buen comienzo es expresar nuestros puntos de vista frente a lo que está sucediendo actualmente, tomar una postura tanto en el pensar como en el actuar. Mayo del 68 finalmente sí valió la pena, lo ideal sería confirmar que la actualidad también lo vale, que aún existen espacios para la imaginación. ¿Qué diría usted?


[1] Reivindicación de las raíces negras, del orgullo de éstas y por ende de una libertad como autoconciencia de su propia valía como raza.

[2] Véase el artículo “Patria bolivariana” presente en la actual publicación.

10 Comentários:

Anónimo dijo...

Yo diría que la historia se repite, ayer vi conmovido la película "siete años en el Tíbet" donde se muestra la crueldad e intolerancia de un gobierno de avanzada, o por lo menos eso se pensaba en la época, si un gobierno “comunista”, ese mismo “Comunismo” que se enfrento al “Capitalismo”, ese mismo “Capitalismo” que hoy en día nos tiene sumidos en una grave crisis, montado en su caballito de batalla de la democracia y la libertad, será la libertad del mercado. Más bien un caballito de Troya que nos carcome desde adentro.

Si yo me pregunto ¿donde están esos personajes? Eso de Mayo del 68, hoy en día callados, como adormilados por el borrachero de la vida cotidiana, o mejor, por los mismos embrujos de la “Sociedad Cotidiana” que en aras de la democracia nos ha venido quitando precisamente eso la libertad y nos la ha cambiado por la comodidad de la cotidianidad soñada.


Att: Juan Sebastian

Anónimo dijo...

Es realmente difícil tratar de decir algo cuando se es escribe, cuando no se tiene claro qué es precisanmente lo que se quiere decir. Lo trágico, es que semejante fecha produjo miles de páginas reveladoras, y espero, siga produciéndolas. Esto es un falso postitivo sobre mayuo del 68.

Anónimo dijo...

Qué diria yo, se pregunta la autora. Lo que digo es que no deben tener un filtro para las opiniones. O este blog que, creo fue hecho para la libre expresión de las ideas, se autocensura en nombre de los demás. Espero que revisen este punto, pues es un mal punto.

Anónimo dijo...

Qué nota necesito para aprobar??????

FALSONEGATIVO dijo...

Con respecto a la moderación de comentarios:

Simplemente no queremos que escriban comentarios insultantes o groseros, no es más. Para ver lo que es un ejemplo de groserías en los comentarios de un artículo véase El Tiempo o El Espectador. No pensamos que la discusión se pueda dar cuando hay insultos. Por lo demás cualquier comentario es aprobado.

Anónimo dijo...

Hay más pasión que razón en los artículos. De resto, me parecen honestos en publicar las opiniones más diversas. Me gustaría que dieran un criterio más claro de lo que es un comentario insultante. Lo de las groserias es banal. La autora precisamente deneuncia la existencia de "filtros de información" Insisto es un mal punto lo de aprobar o desaprobar los comentarios. ¿Hay que temerle a una grosería? Ni siquire a un "derechazo" hay que temerle.

Anónimo dijo...

Sería bueno que la autora del articulito tomara un cursito de redacción, digo yo. No se qué piensan ustedes....

Anónimo dijo...

La calidad de los articulos es bastante regular. Así se trate de un blog, deberían preocuparse por publicar artículos mejor escritos y con temas más seriamente tratados.

Anónimo dijo...

Un artículo polémico e interesante, qué plantea muchas preguntas y responde pocas, lo cual no es un defecto. Criticable la omisión del Nadaismo y la ligereza con la que se habla de la manipulación genética:la demonización de una práctica que indudablemente tiene dos caras la del miedo, pero también la de la esperanza de curar cientos de enfermedades de origen genético gracias al concocimiento del genoma humano. Los espacios que aquí se generan son absolutamente valiosos porque permiten la libre discusiòn, el valor más alto de la democracia.

Anónimo dijo...

El diseño del blog es muy pobre y deja mucho que desear, igualmente el numero y la calidad de los artículos.

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